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CURIOSIDADES | La Santa Compaña

Galicia, situada al noroeste de España, tierra mágica y misteriosa, es conocida por ser destino de peregrinación. En ella, durante siglos, las criaturas mitológicas han convivido con su historia: mouras, sereas, meigas, ananos…


En su tradición se cuenta la historia sobre una procesión de ánimas que discurre por los bosques y pueblos con el propósito de avisar a todas aquellas personas a las que la muerte ha mirado a los ojos: la Santa Compaña.


Aunque tal vez la denominación de Santa Compaña sea errónea, pues la Compaña podrá ser muchas cosas, pero santa, desde luego, no. Solo se la llamaría "santa" como acto apotropaico de defensa supersticiosa y en realidad se trataría de una historia pagana que posteriormente fue superficialmente cristianizada.


Este ejército de almas errantes, manos frías y pies descalzos viste blancas túnicas fantasmagóricas y avanzan en dos filas iluminadas por cirios que dejan olor a cera a su paso y circulan como entes flotando en el aire sin mostrar su rostro.


Van precedidas por un mortal que sostiene una cruz y un cubo de agua bendita, y que no puede, bajo ningún pretexto, mirar atrás. A su paso, los animales huyen y se hace un silencio sepulcral que da lugar al tintineo de una campana ocasional, ruido de cadenas y voces de ultratumba. Incluso el aire se para.


Según dicen suele aparecerse en cruces de caminos a medianoche. Por ello, en los pueblos de Galicia existen los cruceiros. Monumentos de piedra de carácter religioso y protector.


Y es que has de tener cuidado, porque si la Santa Compaña se cruza en tu camino deberás prestarle servicio encabezando la procesión y portando la cruz pesada al hombro y el caldero de agua. Aquel que sirva no recordará nada del trascurso de la noche, pero se sentirá cansado y cada vez más débil y pálido hasta enfermar. Estará condenado a vagar sin descanso. Sonámbulo durante la noche hasta su muerte o hasta que otro insensato se cruce en su camino y pueda entregarle la cruz para pasarle el testigo.


Por supuesto, no todo el mundo puede verla o sentir su presencia gélida. Solo tienen esta facultad aquellos que, debido a un error, fueron ungidos durante su bautizo con óleo de difuntos.


Además, existen fechas donde hay más posibilidades de avistarla como la noche de Samaín o noche de todos los santos y la de San Juan.


Y, ¿cómo podemos protegernos de esta comitiva de almas? Bueno, lo primero es hacer caso a las señales que te indican que se aproxima. Si de pronto te rodea un silencio sepulcral, oyes una campana o unos cánticos fúnebres a lo lejos, desciende la temperatura, se asienta una extraña neblina, huele a cera o los perros ladran a la “nada”… ¡Prepárate!


Tus opciones son las siguientes:

- Haz un círculo en el suelo, mucho mejor si es con una rama de olivo y entra en él.

- Evita oír sus cánticos.

- Si llevas una cruz, enséñala diciendo “eu cruz xa teño” (yo cruz ya tengo).

- Sal corriendo y no mires atrás hasta que llegues a un cruceiro y te subas a sus escalones. Pues dicen que la Santa Compaña no tiene el poder de capturar el alma del mortal que se cruza con ella si este se halla en los peldaños de algún cruceiro.


¿Te has enterado bien de todo? ¡Pues ya estás listo para visitar Galicia!

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